viernes, 30 de julio de 2010

"LA DEMOCRACIA, VIDA, PASION Y MUERTE"

La etimología, por democracia dice: "Doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno. Predominio del pueblo en el gobierno político de una nación o país".

El hombre, en esencia ingenuidad pura, cree, por temor, por necesidad o por interés, en principio en otros hombres, a los que adjudica condiciones por sobre las naturales que se reconoce a sí mismo.

El asignar atributos superiores a semejantes, revela un sentido de dependencia que involucra, incluso, el reclamo de amparo ante una indeterminada sujeción a la razón de la fuerza y del intelecto.

Conceptos sobre la vida y la relación de ésta con los aconteceres que ella impone, expuestos sistemáticamente por pensadores analíticos de la historia del hombre, solo han arrojado opiniones confusas, que por tal, han permitido conocer a través de los tiempos, una sola coincidencia en la realización de la criatura humana, su incoherencia.

Su lucha fue el poder, pero solo en aquellos en que su voluntad y ambición se mostró superior a su intelecto y en otros, hijos protegidos de la estructura dominante.

De tal forma, puede entenderse algunas referencias y antecedentes afloradas en las antiguas culturas, hoy vigente en la mayoría de los pueblos del planeta, que plantean la lucha de siempre por la religión, por las artes, por las ciencias y por la estructura estatal.

En medio de ellas, la sistematización del equilibrio posible. En un momento y hasta hoy, el sistema más citado es la democracia. En su funcionamiento se habla de una doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno.

Retrotraída a los albores de la historia, diríamos, la masa asociada a los dioses. Nada tan estulto ni falso. Los historiadores han dado sucesivas pruebas de una realidad tangible, expresadas en estos asertos: "...dioses...en sus manos están todas las riquezas; las cosechas, los tesoros, las naves. La ancha masa del pueblo -los obreros, los artesanos, los labradores- es despreciada y lleva la vida de sujeción del que trabaja por un jornal, mientras los reyes, los príncipes y los nobles están emparentados con los dioses, nada menos. Los dioses se ocupan de ellos y se los disputan, les auxilian también y les aconsejan, pero también sobre sus crímenes se cierne la amenaza del castigo y la desventura".

El ayer y el hoy, se une en un punto ideal. Los dioses y el capital y el poder político. Nominaciones diferentes sobre ejes coincidentes están indicando que nada cambió en el hombre.

Sí, puede afirmarse sobre este tópico, cambio en las formas. Ayer, rey o emperador; hoy presidente o primer magistrado. Ayer, príncipes; hoy, ministros o secretarios de estado. Ayer, nobles; hoy, unicatos empresarios (empresas interestatales).

La democracia, como cualquier otra forma de convivencia humana, está sujeta a los designios de unos pocos que deciden la suerte de los muchos.

Pero, es interesante contemplar, cual es la incógnita subyacente para la masa o pueblo. Toda organización marca sentido y pautas al desarrollo, pero siempre tiene como meta para el individuo, "el futuro".

¿Y dónde se refugia el engaño sempiterno?, en que la masa o pueblo tiene la facultad de modificar el futuro, despreciando el gobierno que lo desmerece. ORIGINAL MANERA DEL SISTEMA PARA ANULAR EL PRESENTE E HIPOTECAR EL FUTURO.

¿Quién, dónde y como, establece la coyuntura de futuro? ¿El mañana del anciano es igual al del adolecente? ¿Cuándo se vive el presente? ¡HOY!, es la cuestión.

La felicidad del futuro, la luz al final del camino, el placer como recompensa del sufrimiento y la gloria como fruto del sacrificio, son las promesas vacuas para quienes se les niega el hoy.

Los usufructuarios del presente serán, a criterio del religioso fanático, los purgadores del mañana, cuando deban rendir cuentas de haber vivido en bienestar a la par del sufrimiento de sus semejantes.

¡LA LIEBRE CORRE AL CAZADOR! Son, esas fallas o ausencias de valentía, hipocrecía pura, las que hicieron decir a antiguos pensadores sobre la figura del hombre singular: "éste habrá siempre de atreverse a todo; la audacia será su mayor virtud. Nunca serán grandes su poder y su influjo sino pone en riesgo su vida y su nombre".

Y, respecto de la masa: "pide que se la conmueva, que se la entusiasme, incluso que se la maltrate; le gusta estremecerse y admirar al mismo tiempo. Ama a los más temerarios, a los más duros e implacables".

Es irónico pensar que sobre una naturaleza probada del hombre por el conciente miedo, pueda forjarse una doctrina, llámese como se llame, capaz de aglutinar un credo con sentido equilibrante para el desarrollo del hombre.

Para él, todo el ayer, el hoy y el mañana fue, es y será una tarea indescifrable en la que deberá exponer toda su fuerza, su inteligencia y comprensión para lograr el lugar universal de su destino.

Lo hereditario y fortuito tendrá una importante parte en su desarrollo, pero el sumo de su existencia será privativo de sus dotes y de su empeño.

En un contexto totalmente hostil, en el que el organismo administrativo carece de los elementos superadores de las apetencias fiscales de los estados y la falencia del orden jurídico, es inadmisible considerar al individuo inmerso en un esquema democrático.

El derecho no reconoce células intelectuales en defensa del derecho, el que se encuentra reglado en un contexto que solo reconoce el derecho de la fuerza.

La izquierda es la derecha del desprotegido; es una ecuación neutra.

La masa o el pueblo está representada por delegados elegidos en sesiones abiertas -elecciones puras- cuantitativamente de uno por cada mil pobladores de un estado a niveles generales y de uno por cada diez mil, en carácter directo.

Que dice de esto la democracia: Nada. ¿Cuál es la idea generalizada de este sistema?, que siendo una doctrina imperfecta, es la que ocasiona menores riesgos y mayores coberturas a las necesidades de los pueblos y que, mientras las sociedades no acuerden regímenes más aptos de convivencia, estamos transitando el camino de los males menores.

¿Puede considerarse tamaña puerilidad?

Indisimuladamente, estas consignas son el patrimonio de aquellos que nadan a favor de la corriente en un mar de dos direcciones.

Como toda regla, la democracia tiene hijos y entenados. Lo que sí tiene de alucinante y embaucadora es que en su operativa puede optimizarse una oportunidad de revancha, siempre y cuando el poder que a ella se adhiere, como la madreselva al muro, agredida en la fatiga de su ejercicio, relaje sus controles y permita un paréntesis, para reaparecer luego del descanso con mayor fuerza y vivacidad.

Es el sofisma de la defensa "a derecho". Es el no del "summum iüs summa iniüra" que, como antigua máxima jurídica indicaba: "que un derecho innegable se transforma en irritante injusticia cuando, llevado a sus íntimos límites, invade la esfera de otros derechos".

¿Se infiere la democracia en la asociación sumatoria de los factores de poder, como la ley, la fuerza y la religión?

El producto de esta trilogía (conjunto de tragedias), el abogado que se encarga de la ley que el socio militar protege y transgrede a su antojo y que el acto divino de los curas perdona, ¿conjuga la democracia?

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