sábado, 31 de julio de 2010

"ARCHIPIELAGO"

NOVALIS, seudónimo de Federico Leopoldo, barón de Hardenberg, poeta y novelista alemán del siglo XVIII, lírico y uno de los principales representantes de la escuela romántica alemana, dijo alguna vez: "No solamente Inglaterra, todo inglés es una isla".

También alguien bautizó a la Argentina como "crisol de razas" y otro u otros la nombraron "cosmopolita".

La realidad muestra que unos y otros, salvo el pensamiento de Novalis, esas apreciaciones, a mi juicio, no se condicen con el trocir de la historia en su leve bostezo de tiempo, al igual que el "chaos" griego.

Crisol de razas, es una manifestación estentórea imposible de realización, debido a la intrínseca composición humana impregnada químicamente del virus de la discriminación en formas y colores, estigmas perturbables del virtuoso acrisolamiento.

Cosmopolitismo, informa al hombre del mundo que puede encontrarse en cualquier lugar y no ejercer el sentimiento de integración.

El pensamiento de Novalis, si bien no sería íntegramente aplicable a la Argentina por lo de "todo argentino una isla", pero sí parcialmente, si al todo lo tomamos como uno y a ello sumamos uno más y formamos grupos con lo que se dió en llamarse, por ejemplo, sociedades de socorros mutuos para connacionales de los distintos países que emigraron a estas tierras.

Esas estructuras de apoyo a necesidades coyunturales de quienes adolecían de la ayusa endógena, acendró en los inmigrantes el apego a sus usos y costumbres, dando lugar a la conformación de islas y consecuentemente a la instrumentación de un verdadero archipiélago de nacionalidades.

Así configuran apartados del todo, españoles, italianos, franceses, británicos, germanos, israelitas, etc.

Razones habrá habido en un comienzo precario, la ausencia de atenciones primarias a las personas, que ha posibilitado y permitido la creación de organizaciones para el cuidado de los inmigrantes.

Hoy, se hace imprescindible y necesariamente obligatorio, moral y materialmente, ir forjando una real integración para unir a las generaciones venideras en un mismo sentimiento, que se apropien de nuestras tradiciones y que verdaderamente conformen un núcleo compacto de argentinidad, en una inteligente virtud que transforme el archipiélago en un territorio país-nación, en el que aqellos que un día fueron inmigrantes, dejen definitivamente de serlos en sus semillas germinadas en esta tierra.

Es dable recordar palabras de Carlos Ibarguren, dichas en el año 1925, que expresan: "Quitemos las tradiciones a un país y éste quedará sólo como un punto geográfico habitado" y también, "Cuando los pueblos pierden sus tradiciones mueren para la historia".

¡Ello dará lugar a una verdadera patria Argentina!

¡Defendamos la vida!

No hay comentarios:

Publicar un comentario