jueves, 29 de julio de 2010

"HACER LA AMERICA V"


Allí tenéis, los hermanos Pizarro,
codiciosos soldados de la corona de Carlos,
victimando incas y al ínclito Almagro
en despiadadas luchas por el oro, desangrados.

Huáscar y Atahualpa, hijos de Huaina Capac,
sorprendidos y admirados ante la fuerza real,
pactaron maliciosos con el diablo execrado
y en sus mañas cayeron en cruento final.

Huáscar a manos de Atahualpa y éste
por orden de Pizarro, dejaron al inca sin lar
vencidos y subyugados por una cultura falaz,
aviando como Nueva Castilla, al Perú Real.

Cajamarca fue muda testigo
del esquizofrénico talante de Francisco Pizarro,
apoyado en el mortífero fuego de sus falconetes
y en los alados y endiablados corceles.

El poder del fuego y el retumbar de cascos
dejó indefenso, desarmado, al inca bravo,
asombrados y superados por los dioses blancos
de broncíneos armamentos por ellos ignorados.

El Marqués de las Charcas y de los Altabillos,
porquerizo en sus años mozos de Trujillo,
debió a Nuñez de Balboa descubridor del Mar del Sur
el conocer las tierras irredentas del Perú.

Las Capitulaciones de Carlos V y de Pizarro,
ordenaron su dignidad de caballero de Santiago,
gobernador de doscientas leguas de costa de Nueva Castilla
más tres barcos a la mar en pos de la conquista.

Navegó ríos y el Biru lo vió pasar
asi como las Perlas y el golfo de San Miguel,
hasta el puerto de Paita donde logró llegar
ansioso de la conquista a punto de jalonar.

El brevario ofrecido por Vicente Valverde domínico fray,
botado al suelo poe el soberbio Atahualpa,
motivó al bilioso Pizarro presto a actuar
y en sagaz maniobra al orgulloso inca supo doblegar.

Prisionero de su inocencia de los otros mundos del ancho mar
con el oro de sus designios su libertad quiso comprar,
más el traidor invasor insatisfecho del pago obtenido
con la ley del vencedor al inca acordó juzgar.

Y así fue muerto Atahualpa, el último inca rey,
ajusticiado en la prisión que llenó de oro,
sus fieles huestes se sublevaron pero el ímpetu
de Pizarro lo llevó a Cuzco y al pueblo inca doblegó.

De allí en más dueño y señor del Gran Perú,
Colombia, Bolivia, Chile, Argentina y Ecuador,
resistió a Pedro de Alvarado gobernador de Guatemala,
comprando con oro su ambiciosa y audaz pretensión.

Más la sangre del padre clamaba venganza
y don Diego, hijo de don Diego de Almagro
allanó la muerte de don Francisco Pizarro
y al inicio del aciago destino de los cinco hermanos.

Ilusos y abusados los aborígenes se quitaban la vida
y las mujeres abortaban con pócimas secretas,
¿para qué nacer? ... era la requesta consabida,
¿a qué preñar sus cuerpos en infestos mestizajes?

Exterminar al salvaje en nombre de la Santa Cruz,
tan ciego pretexto trajo tan ciego abuso,
sin honor, sin humanidad y sin palabra se acosó,
se atropelló, se despojó y de la vida se dispuso.

Se confundió por ignorancia la Santa Inquisición


















deLucio Tercero, en Verona su vital creación,
que castigaba el pecado de herejía en el cristiano
y no el pecado ancestral del gentilísimo pagano.

¡Para hacer la América, hombres libres del mundo tened piedad!

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