martes, 27 de julio de 2010

“HACER LA AMERICA IV”


Cuarenta y cinco millones de almas vieron
Caer en sus tierras las sombras del invasor,
Venidas en armados bajeles que de otro mundo partieron
Sedientos de conquistas sembraron el dolor.

En el profundo averno vagan las sombras
De aquellas almas de ignorantes depravados,
Que martirizaron legiones de hombres inermes y bravos
En pos de una riqueza que nunca lograron.

Caro, muy caro, el oro robado pagaron,
No bastó la muerte ni la esclavitud,
Egregias culturas con malicia sepultaron
La América toda reconoce en ello execratitud.

Ochocientos millones de marcos de oro, la rapiña
A las arcas exhaustas de la España empobrecida
Más la sangre irredenta de ilusiones perdidas
Fue la causa más noble de la Corona furtiva.

Mas el dios de la justicia, con justicia quiso
Que la fuerza del oro despertase ignominias
Y entre hermanos de raza la lucha fratricida,
Poblase los pontos de cadáveres y de sevicia.

¡Jamás! Supuso aquel demoníaco navegante ligur
Que la estela dejada por sus blancas carabelas,
Serían la ruta obligada de la osadía y el albur
De una sangrienta odisea en aladas velas.

El viejo mundo en su esquizofrénico andar,
Ávido de riquezas y de honores por falaz nobleza,
Hundió en el ostracismo la mayor de las proezas
Y al Nuevo Mundo, a la América, logró ahogar.

En su feroz escalada de singulares latrocinios,
Ensoberbecidos y pretendidos de conquistadores,
Malversadores inequívocos de los altruistas designios
Sellaron con malicia su ley de predadores.

De las cuarenta y cinco millones de almas nativas
Que poblaban las tierras fecundas de la América
A la hora de las fatídicas conquistas,
Quedan hoy de ellas quince millones de sombras heridas.

La Nueva España de la esclavitud consentida
Bajo clerical régimen de española monarquía,
Sus férreos tentáculos imperialistas tendía
En la engallada hispía del hidalgo de capa caída.


¡Para Hacer la América, hombres libres del mundo recordad!.

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