lunes, 1 de noviembre de 2010

QUERIDOS JOVENES: En dos o tres oportunidades anteriores me dirigí a ustedes y hoy contra la opinión de muchos yo creo que ustedes son EL PRESENTE y son también el futuro, con el agregado del trascurrir del reloj biológico.
La madurez del pensamiento no tiene necesariamente que aparecer con la caída de las hojas del almanaque.
El ejemplo más válido son los múltiples trofeos obtenidos por muy jóvenes y lo registra la historia en diversas actividades, deportivas, culturales e intelectuales.
El fervor es oportuno, la decisión de actuar maravillosa. No descuiden el permanente vehículo del aprender, los hará pobres en urgencias y ricos, muy ricos, en emociones y conquistas.
Traten de unirse y complementarse en ideales que tengan por finalidad la autenticidad y felicidad de sus semejantes, prójimos y próximos.
La fuerza de los jóvenes está implícita en la impronta de las realizaciones. ¡NO LA RENUNCIEN NUNCA!

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