viernes, 19 de noviembre de 2010

"LO QUE PARECE, PERO, NO ES"
La vida de relación de las personas transita en un diario trajinar las sendas urgentes de la necesidad primaria y ¿cuál es su sensación ante los hechos que lo involucran?, la transmitida
por los medios informativos, que representan centros de intereses económicos y políticos con raíces exógenas.
La velocidad de desenmarañar los obstáculos materiales que le impiden arribar a sus anhelos en los tiempos acordes a los planes elaborados, da párvulo a que someta su poder de análisis a la aceptación de lo que se ve y escucha ya digerido y ordenado en clave de rápido entendimiento; esta concepción del ser ocupado, remeda al procedimiento de la flor y la abeja, se consume la miel sin esfuerzo, puesto que el néctar ya sufrió el proceso de laboreo de la abeja.
Estos complejos centros de información se transforman en monopólicos e internacionales y apátridas, ya que su composición incorpora dueños (capitales) foráneos, que responden a intereses corporativos que generan en su desarrollo el poder indispensable para someter a su arbitrio la opinión pública y concurrentemente los estamentos Estatales.
La posesión de la tierra es su objetivo primario, de la cual depende la subversión de los primigenios derechos del hombre, la libertad. Los pueblos invasores de la historia configuraban el planeamiento obsesivo de la fertilidad. Lo fértil llevaba impreso el sello de la "Creación" y en ello, la multiplicidad, que impone la continuidad en el poder y los servicios de vasallaje.
La posesión de la tierra, desde siempre y desde los albores de las civilizaciones fue botín del más fuerte.
A partir del descubrimiento del hombre de su facultad de movilización y trasladación, su sentido brujular, al imperio de los tiempos climáticos se convirtió en nómade; migrando logró el asentamiento, el sentido de pertenencia y el nacimiento de las civilizaciones en su aspecto grupal.
Más tarse, sin saber ni como ni cuando, consiguió dominar las aguas. Y allí partió, para surcar ríos y mares, descubrir nuevas tierras, desérticas algunas y pobladas otras.
Los principios del descubrimiento se trastrocó pronto en conquista. Y sobrevino la faceta protectora del originario en contraposición a la voluntad de la naturaleza del invasor dispuesto a despojarlo de su hábitat. Y comenzó la lucha de unos contra otros, para obtener ventajas materiales que obligó al hombre a crear elementos de defensa y de ataque, asomando a la vida el arma mortífera de la destrucción.
Luego de la conquista, la división de la tierra, como el bien más preciado, naciendo los terratenientes como fruto del despojo. Consecuentemente, las familias o grupos de poder.
Este breve comentario, lógicamente, incompleto e inconcluso, está dado con la intención de avizorar muy rápidamente el acontecer de la conformación de las grandes fortunas que hoy,
ufanadamente, se arrogan y autoestiman con derechos hereditarios, en el creimiento de que el inicio fue producto de una inteligencia superior y no, seguramente, de un despojo sangriento, como también pudo apreciarse por todos los argentinos, no hace mucho, en la intervención de grupos militares y civiles agrupados en un autoconvocado Proceso de Reorganización Nacional que, saqueó, destruyó, eliminó familias completas de jóvenes ciudadanos, adulterando identidades y apoderándose de seres humanos recién nacidos y sometiendo contra su voluntad a semejantes en acciones de esclavitud.
De esta actuación, en adelante y en vastos enunciados daré a conocer nóminas de los personajes que actúan y actuaron en connivencia con estos criminales que asolaron nuestra patria y que hoy, todavía, defienden y justifican desde las facciones económicas, financieras, religiosas, comunicacionales y políticas, el accionar de esos intereses antiargentinos.

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