viernes, 20 de agosto de 2010

SEMEJANZAS CON LA TURBA VOCINGLERA DE LA OPOSICION LEGISLATIVA Y DE LOS GOBIERNOS QUE CONSTITUYERON.

Cartas del General Don José de San Martín a sus amigos respondiendo a las calumnias de los pasquines de Buenos Aires, la ingratitud de los que creyó amigos, de los ataques de los enemigos y de la guerra de zapa que sordamente le hizo el gobierno para desprestigiarlo y mantenerlo alejado.
A O'Higgins, en 1827, desde Bruselas le decía: "Confinado en mi hacienda de Mendoza y sin más relaciones que con algunos de los vecinos que venían a visitarme, nada de esto bastó para tranquilizar la desconfiada administración de Buenos Aires; ella me cercó de espías, mi correspondencia era abierta con grosería; los papeles ministeriales hablaban de un plan para formar un gobierno militar bajo la dirección de un soldado afortunado, etc. etc.; en fin, yo vi claramente que era imposible vivir tranquilo en mi patria interín la exaltación de las pasiones no se calmase, y esta incertidumbre fue la que me decidió pasar a Europa"
Los pasquines le hostilizaban: "sus carnívoras falanges se destacan y bloquean mi pacífico retiro. Entonces fue que se me manifestó una verdad, que no había previsto, a saber: que yo había figurado demasiado en la revolución para que me dejasen vivir con tranquilidad.
O'Higgins le informaba que, "la ambición y la demagogia nos persigue sin cesar, como la inaudita ingratitud de todos aquellos que, además de sacarlos del afrontoso yugo español, deben a nuestros sacrificios y a nuestros extraordinarios esfuerzos una existencia y una dicha de que gozan...Me escribieron de Buenos Aires que por disposición (del gobierno de Rivadavia) se dieron los artículos asquerosos que aparecen contra nuestra honradez y reputación en los periódicos de Buenos Aires".
San Martín reflexionaba: "Se me hizo una guerra poco noble en los papeles públicos de su devoción; por otra parte los de la oposición, hombres a quienes en general no conocía ni aún de vista, hacían circular la absurda idea de que mi regreso no tendría otro objeto que el derribar la Administración de Buenos Aires. Cada vez que pienso que al volver a Buenos Aires puedo ser envuelto en una guerra civil a pesar de los propósitos firmes de no tomar la menor parte en sus disensiones, mis bilis se exaltan y me pongo de un humor insoportable. "
"Yo había calculado que el desarrollo de las pasiones se experimentaría al concluirse la guerra de la emancipación; ello debía suceder así, vistos los elementos de que se compone la masa de nuestra población, en atraso, huérfanos de leyes fundamentales, y por agregado los enconos individuales y locales que ha hecho nacer la revolución.
En fin, yo creo que no se necesita una gran previsión para haber calculado lo que actualmente sucede y lo que sucederá, sin incurrir en mucho error; pero es muy difícil acertar la época en que terminarán los desaciertos.
Estos males se hubieran remediados en mucha parte, si los hombres que han podido influir se hubieran convencido de que para defender la causa de la independencia no se necesita otra cosa que un orgullo nacional (que lo tienen hasta los estúpidos salvajes) pero que para defender la libertad y sus derechos se necesitan ciudadanos, no de café sino de instrucción, de elevación de alma y por consiguiente capaces de sentir el intrínseco y no arbitrario valor de los bienes que proporciona un gobierno representativo".

Han transcurrido 185 años y aquellas semillas de energúmenos plantadas han germinado floreciendo inorgánicamente hasta constituir, para mal de la patria, poblados bosques de súper energúmenos, dando razón al pensamiento del Gran General.

Hombres políticos, escuchad la voz de un patriota que libertó pueblos y haced oídos sordos al llamado del odio y de la impunidad.

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