miércoles, 4 de agosto de 2010

"LA HORA DE LOS PUEBLOS"

Las maldiciones que asolaron la región suramericana y que hasta el presente no ha logrado superar totalmente, respondieron a la invasión conquistadora española-portuguesa de los siglos XV; de la inglesa-francesa de los siglos XVII y XVIII, y de la germana-itálica del siglo XX, posterior a la finalización de la Segunda Guerra Mundial, con el aprovechamiento de la aplicación de capitales de sangriento origen y fundaciones de "Huérfanos y Viudas", en actividades industriales y agropecuarias de la región.

A comienzos del siglo XIX, con la explotación del contrabando y la apropiación de tierras mediante el saqueo criminal de los asentamientos originarios, a manos preponderantemente de los españoles y sus descendientes.

En la misma época las invasiones y asaltos de las coronas británicas y francesas. Luego en el siglo XX, como resultado de la IIa. Guerra Mundial, los expulsados itálicos y germanos de las industrias metalmecánicas, químicas, etc., con el desplazamiento de sus hijos hacia estas tierras, que hoy siguen siendo extranjeros y reclaman lo que les corresponde a los argentinos.

Han sido portadores de dineros sucios, aquí lo han multiplicado con la ayuda generosa de manos de obra explotadas morbosamente, en complicidad con gobernantes genuflexos que han permitido la extracción de la riqueza y su transferencia al exterior.

Hoy se creen con derecho a conducir los destinos políticos de este país, dueños de la razón y sólo son amanuenses del poder foráneo, figurones de obligada migración.

Los argentinos bien sabemos quienes son y ha llegado el momento histórico de hacerles conocer que este pueblo no se doblará ante sus insistentes intentos de desestabilización de sus gobernantes.

Sépalo la Sociedad Rural, la Unión Industrial, los Pooles sojeros, las Organizaciones Empresarias emblemáticas, los Obispos conspiradores, los Oligopolios de la Comunicación y los políticos todo terreno, que acuden permanentemente a los poderes extranjeros en busca de apoyos, traicionando vilmente a sus compatriotas.

No será la historia quien los juzgue, pues no tendrán lugar en ella. SERA AQUI Y A ESTA HORA QUE EL PUEBLO LO HARA.

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