martes, 20 de septiembre de 2011

"POLÍTICA INTERNACIONAL"






"HONDA PREOCUPACIÓN EN LOS DUEÑOS DE LA MONEDA"



(Los empresarios de las comunicaciones, a nivel global, atentan contra los intereses de sus mandantes)






Partiendo de las navidades del año 1913, cuando el presidente Wilson de los EE.UU., permitió que 4 familias de banqueros (Rothschild, Rockefeller, Morgan y el Tesoro de USA) se apoderaran de la fábrica de billetes -marca dólar-, en la jerga financiera llamada Sistema de Reserva Federal, conocida como Fed, surge al poco tiempo la necesidad de la aparición en escena de la figura del terrorismo y terroristas.






Esta particularidad de crear condiciones de negocios, mediante la caída de la potencialidad de países en crecimiento y la compra de sus activos a precio de remate, encontró la primera víctima que justificaría la iniciación del primer conflicto mundial a mediados de 1914, con el asesinato del Archiduque Francisco Fernando de Austria y su esposa Sofía, en Sarajevo, capital de la provincia austro-húngara de Bosnia-Herzegovina, por mano de Gavrilo Princip, extremista serbio y uno de los asesinos controlados por Mano Negra, "grupo terrorista serbio".






El cambio introducido con el desarrollo de la guerra por espacio de 4 años, posibilitó la diversificación y aplicación de cuantiosos capitales y el nacimiento de numerosas sociedades y fundaciones de negocios en la explotación y comercialización de productos primarios y fundamentalmente la intervención de las grandes corporaciones en las economías de los países más desprotegidos, en los que sus subsuelos albergaban incalculables riquezas minerales y energéticas.






Ello modificó un tanto las relaciones en el equilibrio del poder, en pugna entre la europa de historia imperialista, el naciente poderío financiero-económico de la América del Norte, en base a sus banqueros provenientes en su casi totalidad de aquellas latitudes, con suma experiencia en el ejercicio de los negocios del financiamiento al poder monárquico. El Medio Oriente y el Asia, siguiendo sus costumbres ancestrales mantenían el ritmo cancino de la oportunidad, excepto aquellos otros países no comprometidos en el organigrama de la afirmación del poder continental.






Doce años más tarde (1929/30), los resultados de ese conflicto, marcó un corto período de desajustes económicos, llamado técnicamente "crisis de desarrollo", que en realidad respondió al pase de facturas entre vencedores y vencidos, que se reflejó en una profunda paralización del sistema de producción y afirmó notablemente la consolidación de los grandes grupos de corporaciones financieras.






La estrategia de estas últimas y su poder en el manejo de la creación de medios de pago, posibilitó afirmar la supremacía del nuevo protagonista en la lucha por el control de los mercados de los negocios, asociando a unos y otros, en la consecución de sus objetivos.






Era claro que esa actitud seudo imperialista no sería compartida totalmente por aquellos actores que en sus raíces arraigaba la naturaleza monárquica del sentido imperial y que para disciplinar esas conductas a los nuevos tiempos, se hacía ineludible e indispensable, partiendo del poder económico-financiero y militar imponer, siguiendo las normas que individualizan al más fuerte, recreando las condiciones que operaron exitosamente con anterioridad y precipitar ocho años más tarde la Segunda Guerra Mundial, de la que resultaron gananciosos nuevamente, aquellas asociaciones emergentes del producto de la fabricación de la moneda líder en el mundo, programada en el año 1913, por las familias originarias de la región escenario de la disputa de la hegemonía mundial.






Desde allí, nació la estrategia de implementar sistemas que resguardaran de las turbulencias de los personalismos a quienes conducían las decisiones de la aplicación de las políticas internacionales, diversificando el planeamiento de las actividades en innumerables sociedades que contemplaran individualmente la diversidad de actividades que permitiese la totalidad de la función económica.






Estos lineamientos han permitido mantener un control absoluto del desarrollo de medio mundo por espacio de más de medio siglo.






En el año 1971, se prendió una luz roja en el floreciente imperio que indicaba la necesidad de regular la emisión de moneda, ya que la misma había superado peligrosamente los parámetros que la conciliaban con su garantía. Ante tal situación, el presidente Nixon se sintió presionado por el grupo responsable que conduce la Fed a adoptar la decisión de abandonar la relación del dólar/garantía oro, que sostenía el peso estadounidense.






Hoy el mundo se sorprende ante la encrucijada de observar y padecer el descontrolado sistema de monedas que ponen en riesgo las naturales relaciones que deberían equilibrar el desenvolvimiento de las naciones.






Las corporaciones sufren, al mismo tiempo, en su andar monopólico, el síndrome de la interconexión de sus propios intereses. Los medios de comunicación que pertenecen a sus estructuras han entrado en colisión. Se conducen con un pragmatismo acérrimo aislado de las realidades de las nuevas condiciones que ofrece el mundo, comprometiendo, por ausencia de sagacidad, el equilibrio que el Capital ha forjado en una centuria. Las corporaciones deberán reveer sus procedimientos controverciales si omiten controlar las desventuras que propician sus medios de comunicación, en cuanto se refiere a no modificar su política de negarse a cooperar en la restauración de las premisas que los ha alejado de la consideración de los pueblos.






Los medios de comunicación son los mayores enemigos de las estructuras capitalistas que equivocadamente pretenden defender.






En sus estructuras germina la semilla de su propia destrucción.






¡LOS DUEÑOS DE LA MONEDA TIENEN LA OPORTUNIDAD DE RECREARLA O DE PERECER!






Yocrates



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