"CRONICA DE DIEZ DIAS DE SOMBRA EN EL MUNDO CRISTIANO" (5/10/1582-15/10/1582) Despuntaba el alba del sexto día del décimo mes del octogésimo segundo año del floreciente renacimiento del siglo XVI, cuando el silencio brumoso de penetrantes olores, de acuciosos olvidos, precursor a los infaustos dones del manto de Neso, abrasador de valientes, inusitado soplo de negros vientos, adormecía el latir de los corazones del mundo cristiano. El ininterrumpido llanto del poderoso cielo, daba párvulo al intrigante interrogante de un cúmulo de sinos que los vivos no atenían comprender. EL SILENCIO DE LAS SOMBRAS, el aterrador quebranto del ánimo sumergido en el indescifrable infinito, máculas hiriendo los sentidos, torbellino de nadas buscando destino, ¿el hombre, en qué espacio anunciábase? En las antesalas de la soledad, el humo asfixiante de los sacrificios honrando las exigencias del infinito universo, previendo aplacar la irascibilidad de los eternos inmortales, cubría de espesas nubes negras los techos imaginarios del común de las gentes. El afuera de un adentro inconcluso e imperfecto denotaba en la frialdad de la nevisca perenne, que algo, absolutamente incomprensible para las limitadas virtudes del hombre, dramáticamente comenzaba a acontecer. Espacio agobiante, alturas impenetrables, distancias inexistentes, opresión a los sentidos inhibidos por el arcano metamorfórico de una transformación impensada, sostenida en el impacto sobre las emociones contenidas, confundía los orígenes y el futuro de los mortales. Se abre una ventana, penetra incandescente la pálida luz de un haz perdido en la inmensidad de la nebulosa negrura. Y ella, deja lugar a la visión de los velocísimos acontecimientos, cual carrera irrefrenable de nobles corceles de blanca espuma orlando sus bestiales cuerpos. Ansiedad y estupor. Idas y regresos de un tiempo indescifrable. YOCRATES