"De un casi tigre, nacieron gatitos y éstos trasmutaron en ratitas"
La historia prueba que de grandes actores devinieron débiles sucesores, con mayores ínfulas, y menores aptitudes.
Hechos cercanos lo demuestran.
Del "Duce" un heredero de los tantos fue Agostino Rocca y éste tenía un sueño, construir en la Argentina un "imperio del acero". Convocó a su hijo Roberto, luego fundador de Techint Argentina; le imprimió fuerte impulso; su nieto Paolo, la entreveró en un círculo de oscuros empresarios, incluído su connatural Ratazzi.
Las ratitas juegan más a "destituyentes" que a ejercer el poder con inteligencia, siguiendo las líneas ortodoxas de los antiguos imperios, que demostraron en su acción acaparar poder a fuerza del arte de la guerra.
Los imperios nacieron, se desarrollaron y obtuvieron circunstanciales éxitos y posiciones gracias a sus ejércitos. Al poco tiempo sucumbieron, ahogados de traiciones y vicios. Los imperios fueron guerrerismo; vacuas organizaciones en principios morales y humanos.
Alguno, en la actualidad y en nuestro país, que usó la vía criminal de la fuerza militar como soporte de su desarrollo, amparado en el oportunismo de políticos inescrupulosos, imbuído de la enfermiza y nefasta personalidad arcana, durmiendo sobre el mullido almohadón a los pies del amo, como gato silente, más tarde avenido a "tigre de jaula", hoy despierta y mira azorado que su circunstancial reinado, sólo fue un espejismo del morbo asiático, advirtiendo que su rugido no asusta al gato y que los ratoncitos sólo corren tras el trozo de queso abandonado por otros felinos más astutos y dotados por la naturaleza.
¡Adiós, rey de las tinieblas!, se prendió la luz en tu cuarto oscuro y tus temidas tres tapas ya no tapan.
Solo te queda devolver el almohadón al amo. Al motor de tu esperanza le está fallando el "magnetto"
jueves, 12 de agosto de 2010
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